Las 2 Declaraciones de La Habana (septiembre 1960 y febrero 1962), pronunciadas por Fidel Castro ante la Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba, tienen una doble significación. De una parte, contienen los elementos políticos básicos de lo que más tarde sería la Constitución cubana; de otra, encierran los fundamentos ideológicos de la Revolución cubana, todo aquello que ha otorgado a la misma sus características peculiares, que se remontan desde el alegato "La Historia me absolverá" de Fidel Castro, hasta la doctrina y las ideas mismas del precursor José Martí.