DISCURSO EN LA CONCENTRACIÓN CELEBRADA POR EL 14 DE JUNIO, EN EL PARQUE DUARTE DE LA CIUDAD DE SANTIAGO.
19 DE AGOSTO DE 1961
Querido Pueblo Dominicano :
Desde hoy se inicia entre nosotros un diálogo franco, sencillo, y claro, lleno de verdad, que brota emocionado desde el fondo del corazón, porque nace de la profunda convicción de que sólo al través de esta larga conversación de hermanos, podremos comprendernos bien, identificarnos más y estar cada vez más cerca, cada vez más fuertes, para emprender unidos para siempre, sin vacilaciones, sin desconfianzas y sin temores, el camino de la lucha política que habrá de conducirnos a la meta soñada por todos:
La redención del pueblo dominicano, por la definitiva liberación de los males materiales e inmateriales que desde tiempo inmemoriales, vienen condicionando su destino histórico.
Nuestro pedazo de isla, nuestra bella y entrañable Quisqueya, ha sido desde sus orígenes mismos, una in- genua a la que casi todos, de una manera u otra, de buena o de mala fe, han engañado; han usado para servir intereses extranjeros o intereses particulares, según fuere el momento histórico que se estuviese viviendo.
Aquella benigna raza indígena, de entendimiento despejado, de gentiles formas físicas, de civilización rudimentaria, que se encontró de la noche a la mañana ante el poderoso Imperio Español en su momento de conquista, con sus costumbres y su civilización, no por más avanzadas menos crueles, es la primera estación del doloroso viacrusis del pueblo dominicano.
Aquel pueblo que comienza a formarse y a luchar desde su origen, mediante la bravura de un Caonabo o la heroica ansia de libertad de un Guarocuya, se amalgama en una mezcla de blancos, de indios y de negros, que desafortunadamente nacen bajo el signo de la operación del Imperio Español, con toda la crueldad típica del sistema monárquico-feudal imperante en aquella época.
Santo Domingo, pues, en su nacimiento mismo, nace esclavo, oprimido, y aterrorizado. Según fueran sucediéndose las conveniencias para cada Estado, y según fuera su fuerza en cada momento, nuestro pueblo pasa a ser alternativamente, en el transcurso de toda su historia propiedad de España, propiedad de Francia, propiedad de Haití, propiedad de Norteamérica.
La Independencia de nuestra Patria del dominio haitiano, marca el comienzo del despertar nacionalista de esa amalgama de razas que es el pueblo dominicano, pero nada más; la independencia, aunque noble y heroica, es el traspaso del poder haitiano al poder de los grupos privilegiados criollos.
Pero Santo Domingo es ingenuo, Santo Domingo es noble; se da por entero sin preguntar a quién se da; no piensa en el futuro ni en las consecuencias de su entrega, de su buena fe, de su candor.
Resueltos los problemas del momento, el ciudadano dominicano ha usado siempre irse a su casa, a su campo o a su trabajo.
La política, dice, no es de su incumbencia... Eso es asunto de los políticos, y precisamente, de esa confianza y de esa ingenuidad, es de donde nacen en parte, la mayoría de los males que, proyectados al través de la historia, hoy, desgraciadamente, tiene el pueblo dominicano que soportar y resolver.
Las dictaduras criollas, unipersonales o de grupos, que en los paréntesis dejados por el dominio extranjero, se adueñaban particularmente de la Patria, no hicieron más que contribuir a aumentar el espíritu derrotista y fatalista que, con sobrada razón, se ha cernido sobre el pueblo dominicano, salvo los momentos de lucha que, por mantener precarias libertades, se ha dado de lleno y con ardor a esa brillante causa de la libertad, que ha llegado todavía, pero que, sin lugar a dudas, llegará definitiva e irremisiblemente.
Santo Domingo y su pueblo, repetimos, que nunca han sido tenidos en cuenta; que nacieron esclavos y siguen siendo esclavos; que han sido maltratados, saqueados, vendidos: que han sido propiedad de los españoles, de los franceses, de los haitianos, de los norteamericanos, de los dictadores nativos y de los grupos de privilegiados.
Nosotros nos preguntamos y preguntamos al pueblo: ¿No es hora ya de qué suene la hora del pueblo?
El régimen anterior, que todavía proyecta amenazadoramente su sombra por medio de aquellos herederos del oscurantismo de antaño, que se resisten tercamente a aceptar el más leve paso democrático del pueblo, no existía por razón propia; existía porque era una consecuencia de todos los procesos históricos precarios que había vivido nuestra patria.
Hubiera existido con Trujillo o sin Trujillo, porque era un accidente natural en la historia de Santo Domingo; porque era la concreción, el resultado de los absolutismos parciales del pasado; una concreción del absolutismo en lo político, en lo económico, en lo social. Era el súmun del absolutismo, el Nom Plus Ultra del absolutismo.
Pero hay que comprender bien que ese régimen hubiera existido, porque era una consecuencia del proceso histórico dominicano.
Ahora estamos en la línea divisoria entre el absolutismo y la democracia; por un lado, hay fuerzas negativas en el Gobierno, en las Fuerzas Armadas y aún en la población civil, que están atadas a un pasado que no puede volver jamás; fuerzas que no comprenden que los pueblos tienen derecho a ser libres, a practicar la democracia, a tener trabajo, a vivir felices y en paz, sin temores ni amenazas; muchos de los cuales probablemente creen o consideran, por el constante abuso que han hecho y hacen de la fuerza, de la violencia y de la coacción económica, que las organizaciones oposicionistas y muy particularmente, la Agrupación Política 14 de Junio, tienen como única meta desatar la venganza, por medio de la fuerza, la violencia y la coacción económica, tan pronto se hallen en condiciones de hacerlo. Ya con anterioridad hemos señalado públicamente, que ese no es nuestro propósito; que tener un concepto tan estrecho, seria precisamente igualarnos a esas fuerzas negativas.
Si nuestro objetivo fuera lo que piensan algunos de esos sectores, nosotros no mereceríamos estar hablando aquí, ni mereceríamos la confianza de este pueblo.
Por otro lado, nos arriesgamos a creer que dentro del gobierno, e incluso dentro de las Fuerzas Armadas, existen sectores un poco progresistas, que han dado leves pruebas de estar más o menos en buena disposición de ayudar al pueblo a dar el paso hacia la democracia. Pero sería muy beneficioso que esos sectores se ampliaran y que las leves pruebas pasaran a ser pruebas positivas que coadyuvaran realmente a que el proceso de democratización sea una realidad y no una farsa, como parece que puede convertirse de seguir las represiones y las coacciones económicas.
La Agrupación Política 14 de Junio laborará, teniendo a la vista el proceso histórico dominicano, lleno de opresión, de dominio extranjero, de miseria, de desconfianza y de apatía en el pueblo, para llevar a cabo una profunda transformación social, que eleve al ciudadano a la altura que merece; que haga posible que los dominicanos nos sintamos verdaderamente y con orgullo ¡dominicanos!; que la opresión, la venta de la Patria y la miseria, se erradiquen definitivamente de Quisqueya.
Por eso, nos fundamentamos y apoyamos al estructurar la ideología económico-social de nuestra Agrupación, teniendo en cuenta que nuestra época está azotada y penetrada de errares radicales, que desgarran y desordenan la sociedad, nos apoyamos, digo, en la doctrina social, sapientísima y siempre actualizante de la Cristiandad, y puesto que buscamos la implantación de un régimen cuyo clima sea de justicia, de amor y de paz, sólo siguiendo sus huellas, las de la Madre y Maestra de todos los tiempos, estaremos iluminados, encendidos e inflamados y seguros de tener el remedio eficaz para todas las necesidades de los hombres, con sus angustias y sus miserias.
Somos conscientes de que al realizar nuestras actividades con esta orientación, estamos cooperando para ver germinar en esta tierra la verdad, y enseñoreándose de ella la justicia.
Y, precisamente, como nuestra época parece distinguirse con caracteres de arrogantes pretensiones de dominar al mundo por el inmenso contraste entre el progreso técnico y científico, y h desaparición de los valores del espíritu, nos situamos en lugar de vanguardia, listos a defender la jerarquía de valores, reconociendo la preeminencia a los inalienables valores del espíritu.
No comulgamos con ideologías materialistas de las cuales es propio eliminar como elemento anacrónico o como barrera del progreso, o como resultante de las fuerzas de la herencia, la Autoridad Divina.
La vida humana es sagrada y violar sus leyes es degradarla.
Esas ideologías aludidas, en franco desprestigio, al desconocer a Dios como primera y última razón, vuelven al hombre verdugo de sí mismo, porque para la convivencia ordenada se necesita poner en Dios, “Verdad y Vida, Justicia y Amor”, la conciencia... y esas doctrinas se la arrancan.
Al hacer nuestras estas ideas, nuestros encarnizados por seguidores, evidencian sencillamente, nuestra digna superioridad, por el sólo hecho de perseguirnos.
Pero es preciso conocer, amar y vivir cual catecismo sagrado esa doctrina que propugnamos; que la hagamos vigente en la medida de nuestras posibilidades.
Hacerlo así es revestirse de luz, verdad, justicia y amor. La lucha será ardua y nobilísima.
Ardua, digo, porque impondrá romper egoísmos ancestrales y profundos, engendros lógicos del monstruoso materialismo.
Noble... Porque servimos a una causa santa.
A modo de ilustración, contemplamos el lamentable desconcierto, el justo y unánime clamor de las muchedumbres de trabajadores, en su creciente, agotador y desesperante régimen de hambre, de infrahumanas condiciones de vida, de angustiosa incertidumbre frente al espectro del desempleo: no es esta dolorosa situación, este triste panorama, el campo má6 propicio a la implantación de ideologías propia6 de los oportunistas inescrupulosos y astutos, que cual engañoso espejismo deslumbran y aparecen como único de los desesperados?
Pero... No querrá Dios que sus hijos perezcan inmisericordemente, hollados por la barbarie desbocada. No imperará el cetro de los malvados. La justicia será esplendorosamente liberada.
Ya podrán lanzar a torpe lucha los enemigos del pueblo, a sus monstruos en tropel, enlutar y mancillar con sus crímenes al sol, en su empeño por no ceder la presa que codician.
Permítaseme, señores, este grito de mi espíritu: ¡Triunfará la equidad!
Entro a exponer de modo general, nuestra doctrina que se levanta, como murallar gigantesco, contra toda posición extremista.
Se inicia con la proclama y enérgica defensa de los legítimos derechos del campesino y del obrero; con la valoración de su trabajo y remuneración justa y equitativa del mismo; con la defensa de la dignidad humana; el derecho de asociación autónomo y libre; con el reconocimiento del derecho natural de la propiedad privada.
Con referencia a la remuneración del trabajo diremos, que es preciso cambiar el amargo y desgarrador espectáculo que ofrece el escandaloso desequilibrio en que vegetan nuestros trabajadores, bajo las más adversas condiciones de vida, por el injusto salario que perciben, y el desenfrenado lujo y abundancia de unos cuantos avarientos privilegiados, llenos de insaciables deseos de predominio.
El orden económico habrá de reinsertarse en todo momento al orden moral. No puede estipularse, remunerarse arbitrariamente el trabajo, así como tampoco puede abandonarse libremente a la ley del mercado, sino que se ha de atender al mérito y al auge económico de la empresa, así como a las exigencias del bien común.
No consiste solamente la riqueza económica de un pueblo, en la posesión abundante de los bienes, sino más aún, en la justa distribución de los mismos.
Exige la justicia social que las empresas que progresan rápida e ingentemente, reconozcan a los obreros una efectiva participación en las mismas, ya que todo es resultado de una eficaz colaboración del capital y del trabajo.
Una meta se persigue en lo expuesto: el bien común, cuyas exigencias primordiales son evitar en lo posible el desempleo; evitar la instauración de clases privilegiadas; el equilibrio entre salarios y precios y entre los diversos sectores de la productividad.
Consideremos ahora de manera general, las relaciones entre distintos factores de la productividad. Enfocando el factor agrícola, se reconocen forzosamente dos puntos: agrícola rural y el industrial; el escaso desarrollo de los servicios esenciales (de transportes, suministro de agua y energía eléctrica, asistencia sanitaria, enseñanza, bienestar social y otras) que son las causas principales del éxodo continuo y multitudinario de las poblaciones rurales a los centros urbanos y de la prostitución de nuestra mujer campesina.
Es preciso, para corregir estos males: que se innoven las técnicas productivas, la selección de los cultivos, la técnica administrativa, las imposiciones tributarias, la política crediticia, la asistencia verdadera del Seguro Social; la defensa de los precios con métodos apropiados; y la reforma integral de la enseñanza.
Por todas las razones apuntadas, no puede el 14 de Junio ni el pueblo dominicano tampoco crecer, y conformarse igual que las generaciones pasadas, que el problema dominicano se resuelve con el cambio de unos nombres. No. Aceptar eso como solución al caso de Santo Domingo, sería traicionar al pueblo.
No puede el pueblo dominicano igual que antes, creer ingenuamente en la buena fe de todo aquel que diga desear la democracia.
El pueblo dominicano tiene que observar atentamente para que no se le vuelva a engañar. Tiene que dejar de ser el ingenuo Caonabo, para convertirse en el aguerrido Guarocuya.
Tiene que estar inteligentemente alerta para que el paso a la democracia no se convierta, nada mas que en una transferencia de poder a grupos privilegiados y oportunistas, y entonces se pase del absolutismo personal a la democracia particular y conveniente solamente para determinados y exclusivos grupos.
No. El pueblo tiene que exigir y lo merece, que se atienda al pueblo, que se luche por el pueblo, que se resuelva la miseria del pueblo, la educación del pueblo, el trabajo del pueblo, que las personas honestas de Santo Domingo, sea cual fuere su posición social, sean los que laboren para el pueblo, ya que un Gobierno no es más que un organismo que debe estar ahí solamente para servir al pueblo, para cumplir el mandato de ese pueblo.
De inmediato, el 14 de Junio tiene como objetivo, llevar a cabo una lucha pacífica y democrática, para la obtención de un régimen de gobierno democrático y representativo, que sustituya al régimen semiabsolutista heredado de la autarquía anterior, y en el cual estén representados voluntaria y espontáneamente, por medio de unas elecciones libres que deberán celebrarse no cuando establezca la ley, sino cuando existan las verdaderas condiciones y garantías para el ciudadano, que permitan a éste expresar su soberana voluntad en las urnas, sin el temor de la coacción económica, las amenazas y el terror desatado por las fuerzas antidemocráticas, que todavía campean por sus respetos, libremente en todas las poblaciones de la República, intimidando a todas las clases sociales, desde las más humildes hasta las más encumbradas en razón de su posición económica.
E1 14 de Junio laborará porque se lleve a cabo una Reforma Agraria justa y equitativa, sin lesionar arbitrariamente los intereses particulares o extranjeros y sí mediante el pago razonablemente acordado entre las partes, si es que fuese necesaria la compra, para el disfrute del pueblo de parte de las propiedades privadas en el campo.
Trabajará el 14 de Junio porque se tecnifiquen los métodos de cultivo; porque se ayude económicamente al campesino, para el incremento de sus cosechas; porque se le provea de la asistencia técnica requerida para un moderno desenvolvimiento de sus labores agrícolas.
Trabajará el 14 de Junio por lograr una firme protección a los precios de los productos agrícolas, que evite el engaño al campesino por parte de los usureros, a quienes no les importa nada la vida del campesino, y sí les importa mucho su lucro personal, aún cuando éste, se realice a base del engaño.
Trabajará el 14 de Junio porque se lleve a cabo un plan de viviendas rurales, que haga posible a nuestros campesinos una vida decorosa y más sana. Laborará también porque se amplíen los sistemas de riego de una manera racional para que haya agua aún en las regiones más secas de nuestra Patria, y que esa misma agua, embalsada, represada y regulada científicamente, permita convertir en realidad el tan necesario sistema que electrifique totalmente las zonas rurales y urbanas de todo el ámbito nacional.
Trabajará el 14 de Junio porque se haga una reglamentación general, a base de justicia social, de las relaciones entre el capital y el trabajo que contemple la organización de sindicatos obreros verdaderamente libres, en donde los trabajadores puedan ser auténticos representantivos de sus intereses, en donde los trabajadores elijan a trabajadores como defensores de sus intereses y no que se les elijan abogados o pseudotrabajadores, como ocurre en la actualidad.
E1 14 de Junio laborará por la obtención de un aumento general de salarios, que eleve el nivel de vida paupérrimo en que se encuentran hoy los obreros, los empleados y todos los asalariados en general. Laborará también por conseguir una justa participación de los trabajadores en los beneficios obtenidos por el capital.
Trabajará para que la asistencia social se amplíe todo lo necesario, para que sus beneficios lleguen a todos los rincones del país, y a todas las clases sociales, muy particularmente a las clases más humildes del pueblo; porque se lleve a la realidad efectivamente un plan de viviendas urbanas para empleados, obreros y trabajadores en general, de manera que cada quien pueda algún día tener su casa propia en esto rico, pero esquilmado país.
Trabajará porque se haga una reforma integral de la enseñanza, que contemple métodos más prácticos de estudio, y que doten al ciudadano de un conocimiento más completo y real de su historia; que haga del ciudadano un verdadero demócrata, consciente de sus deberes y sus derechos.
Laborará también porque se haga una reforma general del sistema tributario, y de toda la legislación social, desde el 1930, ya que uno de los males principales que ha puesto el régimen sobre las espaldas del pueblo dominicano, ha sido precisamente, la extraordinaria e increíble carga de los impuestos excesivos que lo doblegan económicamente y lo mantienen en la más espantosa miseria.
Estos son más o menos en líneas generales, los propósitos fundamentales de la Agrupación Política 14 de Junio, sabemos de antemano, y el pueblo también tiene derecho a creerlo así, que muchas son las cosas que se dicen y pocas las que se hacen.
No obstante, en el caso del 14 de Junio, creemos que el pueblo, con ese maravilloso sexto sentido que tiene, puede tener confianza en el deseo firme que anima a los miembros y dirigentes, de nuestra Agrupación, de trabajar para el pueblo, de servir al pueblo.
No ha estado nunca en nuestro ánimo hacer uso de hechos dolorosos para justificar la sinceridad de nuestros propósitos, el 14 de Junio ha establecido formalmente, que no esgrimirá como arma de combate, con propósitos partidaristas, los mártires de nuestro antiguo Movimiento, nosotros creemos honradamente que los actuales dirigentes y miembros de nuestra Agrupación deben valer, si es que algo valemos, por nosotros mismos, por nuestros hechos, por nuestros ideales, por nuestro amor al pueblo. Con más razón que muchos, lloramos y sentimos hasta lo más profundo a todos los mártires de nuestra Organización, pero entendemos que la mejor manera de rendirles homenaje, no es comercializando su recuerdo. Es luchando sana y desinteresadamente por el pueblo; es luchando por la obtención de los ideales por los cuales ellos cayeron; es ganando un prestigio, no con el prestigio ya ganado por otros, sino con nuestro propio esfuerzo, en nuestra dedicación a la lucha por la felicidad del pueblo.
Pueblo del Cibao...!
El 14 de Junio tuvo su origen en las entrañas vírgenes, de tus benditos campos.
E1 14 de Junio surgió para servirte y para servir a toda la Patria.
E1 14 de Junio te dice y te reitera: Estamos aquí para luchar por tí. Estamos aquí para darlo todo por tí. Estamos aquí para honrarte y para satisfacer en lo posible tus más caras aspiraciones.
E1 14 de Junio está en la vanguardia de la lucha política, de cara al sol y con el alma rebosante de entusiasmo, para obedecer al pueblo dominicano, para defenderlo. para mejorarlo, para elevarlo, con el mismo desinterés con que luchamos en la clandestinidad. E1 14 de Junio dice solemnemente a los cibaeños y a todo el pueblo dominicano en estos históricos momentos: estamos, presentes...!